Llegó a mí hace un tiempo uno de esos deliciosos cuentitos anónimos que siempre nos hacen reflexionar:

Un sabio llegó a la ciudad de Akbar. La gente no le dio mucha importancia a su presencia y al parecer sus enseñanzas no consiguieron interesar a la población. Incluso después de algún tiempo, llegó a ser motivo de risas y burlas de los habitantes de la ciudad.

Un día, mientras paseaba por la calle principal, un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En vez de fingir que los ignoraba, el sabio se acercó a ellos y los bendijo. 

Uno de los hombres comentó:

 ¿Es posible que, además, sea usted sordo? ¡Le gritamos cosas horribles y usted nos responde con bellas palabras!

Y el sabio respondió: 

¡Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene!

Y el sabio respondió:

“Cada uno da lo que tiene”

Vale bien, entonces, preguntarnos

¿Qué tenemos nosotros para ofrecer al mundo?


¿Qué es lo que los demás reciben de nosotros con mayor frecuencia?


¿Cómo juzgo a aquél que me da aquello que no quiero o que no me gusta?


¿Cómo influye en mi apreciación del otro aquello que el otro me da?

Estas preguntas nos llevan a replantearnos varios aspectos de la forma en la que nos vinculamos con el prójimo.

¿Qué tengo para ofrecer al mundo? ¿Conozco a fondo mis propias riquezas y dones? ¿O solo doy aquello que me hace sentir protegido y resguardado de las heridas potenciales que pudiera recibir si doy algo más?

Observa y Esucha

Presta atención a lo que los demás te dicen de ti mismo

¿Cómo reaccionan en tu presencia? ¿Qué recibes a cambio de lo que emites? ¿Cuántos prejuicios se interponen entre tú y los demás? ¿Cuál es la vara con la que mides lo que el otro te da? ¿Lo comprendes? ¿Conoces su historia y su circunstancia para juzgarlo imparcialmente?

¿Eres capaz de apreciar a alguien que no te dé exactamente aquello que tú pretendes?

¡Cuántas veces nos agotamos tratando de que alguien cambie su forma de actuar y sea diferente a como lo conocemos!

El viejo dicho “No pidas peras al olmo”  nunca ha sido más adecuado.

Si deseamos peras, debemos vincularnos con un peral. Ya que un olmo jamás nos dará peras.

Muchas personas te ofrecen lo mejor de sí mismas pero no lo ves.

Un millonario te regala un auto y quedas eternamente agradecido y deslumbrado. Pero si un niño descalzo te ofrece la mitad de su mendrugo de pan y estás acostumbrado a los banquetes, tal vez despreciarás su pan y te perderás la oportunidad de haber sido elegido para un verdadero acto de infinito Amor. 

Así es con las personas: te ahorrarás infelicidad si dejas de lado tus expectativas de cambiar a la gente y la ilusión de que tus amigos, familiares o relaciones laborales se van a transformar en la idea perfectamente diseñada que tienes para ellos.

¡Por supuesto que a veces la gente cambia!

PERO CAMBIA PORQUE HA ELEGIDO CAMBIAR, NO PORQUE TÚ SE LO PEDISTE

Por Último

Si tu felicidad va a depender de lo que el otro te dé, es mejor que comiences a aprender a convivir con lo que tú eres  y a darte a ti mismo lo que esperas de los demás: amor, respeto, buen trato, libertad y todo lo que te haga feliz.

Cada uno da lo que tiene: 

NO OLVIDES DAR A LOS DEMAS LO QUE TE GUSTARÍA QUE TE DIERAN A TI


Anna Szabó
Anna Szabó

Fundadora de Vibrando Vida, sitio destinado a todos aquellos que estén buscando adentro de sí mismos “algo más” y para los que deseen mejorar su calidad de vida física y psíquica.
Para los Buscadores, para los Guerreros de la Paz, para los Buceadores de la Consciencia, para los Curiosos de la Vida, para los que deseen aprender a dirigir su Salud y su Destino en forma consciente con la finalidad de elevar su vibración de vida al nivel más alto posible para cada uno en cada momento.
Para los que estén dispuestos a trabajar consigo mismos revisando sus pensamientos, creencias y mandatos día a día, con la finalidad de aumentar su Paz Interior y de llevar toda su intención a la apertura del Corazón por encima del dominio de la Razón, logrando así la verdadera Sanación.

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