En los sucesos ocurridos a nivel mundial a partir de diciembre de 2019 he observado que mucha gente fue presa de un pánico tan atroz, que aceptó ciegamente someterse a prácticas y situaciones que ponen en riesgo sus vidas, su salud y su felicidad, con tal de no enfrentarse con un supuesto monstruo viral que fue creado como una sombra china en la pared: mucho ruido (publicidad manipuladora) y pocas nueces (baja mortalidad real y ausencia total de diagnóstico específico).

Ni hablemos de la ignorancia colectiva, sustentada voluntaria y conscientemente desde las autoridades y desde el ambiente médico general, que parecen haber decidido desconocer que nuestro sistema inmune es de “alta gama” y nos protege a diario de los millones de gérmenes a los que estamos expuestos en la vida cotidiana sin que nosotros nos enteremos de ello.

La publicidad ha logrado atinar en el centro de nuestro aspecto humano mas frágil: NUESTRO MIEDO CONSCIENTE O INCONSCIENTE A MORIR

Cuando nace un bebé todo nuestro entorno festeja el nacimiento, aun sabiendo que esa criatura irá creciendo, desarrollará una vida y en algún momento, necesaria e inevitablemente, morirá.

Son pocas las culturas que también festejarán la muerte de ese Ser. Por el contrario, en general y en la mayoría de las culturas, toda muerte está rodeada de dolor y de llanto.

Sin Embargo...

LA MUERTE ES LA CONDICIÓN SINE QUA NON PARA LA VIDA

Parece haber una negación colectiva; una evitación feroz de la finitud de la existencia.

La misma publicidad que consumimos a diario, alimenta la ilusión de que la vida es “para siempre”. Por eso nos gustan las películas con final feliz: nos dejan una sensación de que esa felicidad será eterna y en nuestro inconsciente adoptamos esa creencia para nuestras propias vidas.

Nos aferramos al bote de la vida como si el viaje no tuviera fin ni puerto de destino.

Pero la vida física, esta encarnación que nos está tocando vivir, sí tiene un final anunciado en el momento mismo y justo a causa de que estamos vivos.

Nos guste o no:

"EL DESTINO NATURAL E INEVITABLE DE TODA VIDA ES LA MUERTE"

Porque es la misma Muerte la que paradójicamente alimenta y genera la Vida.

El árbol viejo y caído en un bosque genera dentro de sí suficiente vida micro y macroscópica (bacteria, hongos, insectos) que se convierte en una fuente de energía vital para otras especies. Los árboles quemados en un incendio abonan la tierra del bosque con sus cenizas para que nuevos árboles crezcan en un suelo mucho más fértil.

Nada desaparece, todo se transforma

"Para los que han tenido la oportunidad de ver un amanecer y un atardecer ya sea sobre el mar como en el campo o en la montaña, habrán observado cuánto se parecen."

El observador sabe que está amaneciendo o anocheciendo, pero si no lo supiera, sería muy difícil distinguirlos.

En su libro “La muerte, un amanecer” Elizabeth Kübler Ross considera aquello que los humanos consideramos un final, como al nacimiento del día.

Desde esta concepción de la vida, el dolor por la muerte de un ser querido podría transformarse en un recuerdo feliz que nos colme de la maravillosa energía del agradecimiento por haber disfrutado de su compañía en esta existencia.

Y para tener esos recuerdos felices en el futuro, cuando esos seres queridos ya no estén, es necesario CONSTRUIR RECUERDOS FELICES EN EL PRESENTE.

Si somos conscientes de la finitud de la vida  podremos elegir la Alegría, el Buen Humor, el Perdón y el Amor en nuestra cotidianeidad. Cada vez que nos enojemos con algo o alguien o sintamos dolor emocional, démosle un espacio consciente a ese enojo y dolor para luego soltarlo desde nuestra voluntad. Los momentos en los que predominan las emociones negativas nos enseñan a generar emociones positivas.

Morimos realmente solo si no hemos dejado una huella, sea ésta benéfica para los otros o no.

NADIE ES CAPAZ DE VIVIR UNA VIDA SIN HABER DEJADO UNA HUELLA

Aunque sea una pequeñísima huella: haber sido un instante de inspiración para otro ser humano, haber salvado la vida de una hormiga, haber sido un ejemplo negativo para que otros hayan tomado una decisión positiva para consigo mismos. En fin, hay infinitas huellas posibles que harán que la muerte física no sea el final para los otros.

Dejo de lado expresamente las ideas personales espirituales que cada uno pueda tener acerca de la vida extra física ya que el verdadero problema es el miedo a la muerte física, junto con el miedo al sufrimiento.

EN LA TRAMPA
AL NO RECONOCER SERENAMENTE NUESTRA CONDICIÓN DE SERES MORTALES CAEMOS EN LA TRAMPA DEL MIEDO Y ASÍ SOMOS LAS PRESAS IDEALES PARA SER DOMINADAS POR OTROS

Porque al fin y al cabo el miedo que está detrás de todos los miedos, el GRAN miedo, es este: el miedo a que llegue el momento de no estar más aquí.

No tememos la enfermedad por la enfermedad en sí misma: nos asusta tal vez la posibilidad de sufrir y muy en lo hondo, la posibilidad de que la enfermedad nos mate.

Es esta característica inherente a todo ser humano la que se ha aprovechado actualmente para instalar un gran espejismo que se inició en Diciembre de 2019 en todo nuestro bello planeta.

Se creó la ilusión de un agente mortal externo que llevó a la población a huir desesperadamente, sin siquiera detenerse a pensar, a evaluar o a cuestionar si el relato mediático estaba o no en concordancia con la realidad. No con las fotos de la seudo realidad que nos quisieran mostrar, sino con la realidad objetivable y visible.

Si alguna vez han mirado un piojo a través de un microscopio, sabrán que es una imagen que puede asustar al más audaz. Pero si miramos al piojo con nuestros propios ojos, no tendremos ningún problema en enfrentarnos a él porque estaremos apreciando su verdadero tamaño y podremos desarrollar herramientas para que no nos haga daño.

La huida de la población global fue hacia afuera, en lugar de ser hacia adentro.

Justamente, y a modo de paradoja, esta situación mundial nos invitaba a ir hacia adentro de nosotros mismos, a revisar nuestras vidas, nuestras creencias. A cuestionar si el mundo en el que vivimos es el que realmente desea nuestra Alma y nuestro Corazón.

Sin embargo, la gran mayoría huyó hacia el afuera: hacia las falsas soluciones que nos bajaron justamente los que crearon intencionalmente esta situación planetaria. Se refugiaron afuera de sí mismos apegándose a pantallas varias, la televisión, las películas, computadoras, celulares, a las adicciones falsamente compensatorias y a muchos otros recursos que se han desarrollado desde la industria del divertimento lucrativo.

Lo que ha ocurrido es que nos han mostrado un piojo con un microscopio y hemos creído que era una bestia feroz, porque el miedo no nos ha permitido mirar con nuestros propios ojos.

Cuando era una niña, me encantaba jugar a proyectar sombras sobre la pared usando mis manos. Se llamaba jugar a las “sombras chinescas”. Podíamos crear formas tanto bellas como aterradoras. Si por ejemplo, mirábamos la sombra proyectada de un dragón con las fauces abiertas, podíamos asustarnos de verdad. Para que el susto desapareciera, bastaba con mirar las manos del que proyectaba la sombra.

Hemos estado más de 2 años mirando la sombra proyectada en la pared. El poder magnético de la publicidad ha hecho que no se nos ocurriera buscar las manos que estaban proyectando la sombra. Es más, se nos ha prohibido mirar para cualquier otro lado que no sea el de la pared.

Esto ha sido posible justamente porque la publicidad nos ha manipulado desde nuestro profundo temor a la muerte.

Si lográramos cambiar nuestra mirada nos daríamos cuenta de que

EL MIEDO ES SOLO UNA ILUSION...

CREADA A PARTIR DE UNA CREENCIA ERRONEA

No existe un monstruo asesino real.  Pero si le ponemos un nombre lo iremos fabricando nosotros mismos hasta que terminaremos creyendo tanto en su existencia, que nuestro propio pensamiento le dará una forma física y entonces diremos “¿viste? ¡Era verdad!” generando de esta forma la  más perfecta de las profecías autocumplidas.

Desde el Chamanismo Huna, siguiendo su primer Principio, sabemos que

EL MUNDO ES LO QUE UNO CREE QUE ES

De manera que NUESTRA CREENCIA CREARÁ NUESTRA VIVENCIA.

Creamos o no en este principio, esto sucede irremediablemente en la vida diaria.

Si voy manejando y veo un bulto en la calle delante del auto y creo que es un perro, mi creencia creará en mi vivencia una reacción de temor y una acción brusca de giro de dirección para no atropellar a ese perro imaginario que finalmente ha resultado ser solo un pedazo de papel.

Les comparto para ilustrar cuán poderoso es nuestro miedo a la Muerte, este sabio y antiguo cuento:

CUÁNTO MÁS VIVOS ESTEMOS, MENOS TEMOR TENDREMOS DE MORIR

Nuestra pulsión natural es la VIDA.

¿A qué llamo ESTAR VIVOS? Estar vivo es estar CONSCIENTE de que somos seres espirituales encarnados transitoriamente en este cuerpo físico, con algún propósito determinado que cada cual tendrá que descubrir.

Cuanto mayor sea nuestro nivel de consciencia, mayor será nuestra conexión con la Naturaleza: la externa y la propia. Nos daremos cuenta de que no vale la pena desperdiciar la vida en aquello que no tenga un real componente de Luz. Podremos generar bienestar a partir de cualquier pequeña alegría que se nos presente.

La forma que el Ser humano le ha dado a la sociedad en la que vivimos ha generado mucho malestar, injusticia social y diferencias inventadas.

La ambición de poder y de riqueza material sin límite ha creado esta situación lamentable. Y creo profundamente que detrás de toda esta ambición y codicia se oculta este miedo a morir del que nadie, ni el más poderoso ni el más millonario se salva.

Hay un cuento precioso del genial Edgar Allan Poe llamado “La Máscara de la Muerte Roja” que ilustra con agudeza cómo NADIE, ni el más poderoso, escapa a su propia Muerte: no hay dinero con el que se pueda comprar la vida eterna en el plano físico. Este cuento me ha llevado a reflexionar acerca de la inutilidad de la huida hacia el afuera. Un poderoso príncipe decide encerrarse en su castillo junto a mil invitados selectos para escapar de la Peste roja que asolaba su reino. Pero la enfermedad lo alcanza aún en su sólido y aislado refugio.

Armonizar con lo que sucede, fortalecernos a nosotros mismos (física y espiritualmente) son las mejores decisiones frente a cualquier circunstancia externa amenazante.

Cuida tu Espíritu, despierta tu Consciencia, honra y respeta a tu cuerpo físico y así, de esta manera, la Muerte llegará a ti en el momento adecuado y de más bella forma posible.

En conclusión: no te suicides por miedo a morir. Por el contrario: construye una vida que te haga feliz. Aléjate del miedo. No digo que no tengas miedo, TODOS tenemos miedo a la muerte. Pero podemos enfrentarlo y tomar la decisión de optar por la Vida. Vivir con miedo es como estar en parte muertos, porque el miedo paraliza nuestra Alegría y deteriora nuestra Salud.

¡QUE LA MUERTE NOS ENCUENTRE TOTALMENTE VIVOS!